jueves, 20 de enero de 2011

La suma de las partes

Un ser humano no es la simple suma de las partes. Si un científico loco coge un hígado, dos pulmones, un cerebro y todos los demás órganos que forman parte del cuerpo humano y los une sin más, aquello sigue siendo un pedazo de carne que ni siente ni padece. El modo de construcción de una persona debe seguir unos pasos. Es como un videojuego, si no pasas una fase no puede llegar a otra. De igual manera, si no comenzamos por un óvulo fecundado a poco vamos a llegar.
No obstante, no podemos negar la relevancia de las partes. Cuando se nos fastidia el hígado o el pulmón bien que nos acordamos de ellos. Y es de eso mismo de lo que procedemos a hablar hoy, de una especie de órganos, pero muy pequeñitos y  de unas criaturas que, aunque en la mayoría de los casos son desgraciadamente desconocidas, son de vital importancia: las células.

No se dejen llevar por su microscópico tamaño. La maraña de orgánulos, que así se llaman las estructuras que tienen membrana y funciones propias dentro de la célula, es desquiciante. Si en ocasiones es difícil encontrarle la vena a un paciente para un análisis de sangre, imagínense diferenciar un solo órgano en un organismo invisible a la vista.
Los más espabilados ya lo habrán adivinado, pero para los rezagados de la clase explico que los orgánulos celulares son a la célula lo que los órganos a los seres pluricelulares complejos. Mientras que nosotros tenemos pulmones las células tienen mitocondrias, que son las encargadas de llevar a cabo la respiración celular. En este proceso se necesitan moléculas de oxígeno y glucosa. Tras varias reacciones químicas mitocondriales, los microorganismos obtienen energía y expulsan CO2.
En las células vegetales la respiración la llevan a cabo los cloroplastos, que contienen la famosa clorofila y realizan la también famosa fotosíntesis. Este orgánulo puede sintetizar proteínas, lípidos y otras moléculas orgánicas, además de, por supuesto, expulsar oxígeno a la atmósfera.
¿Cuántas veces ha admirado el azul del cielo? Pues dé gracias a estos orgánulos, ya que si no existieran no habría la cantidad necesaria de oxígeno en la atmósfera para darle ese tono azulado a los rayos solares.
Veamos ahora los orgánulos más pequeños y numerosos dentro de la célula: los ribosomas. Están formados por dos estructuras ovaladas, una más grande que la otra. Se encargan de la creación de proteínas de la siguiente manera: el ARN, que es una especie de cinta con información genética, se introduce entre ambas estructuras; esta información es leída por el ribosoma para crear proteínas mediante la unión de péptidos, que son las unidades básicas de la proteína.

Es como jugar con esos ladrillos que nos regalaron de pequeños para hacer castillos. Aunque tengo que admitir que yo nunca llegué a hacer algo más complejo que una chabola. Mi “yo” arquitectónico no ha despertado aún. En fin, el caso es que nosotros seríamos los ribosomas; las instrucciones para hacer castillos, el ARN; los ladrillos, péptidos y el castillo completo, la proteína.
Como en todo organismo, en las células las sustancias de reserva o desecho deben ser transportadas y almacenadas. Los orgánulos encargados de estas funciones son los retículos endoplasmáticos, el aparato de Golgi y las vesículas. El retículo endoplasmático es un conjunto de tubos aplanados conectados entre sí y existen dos clases: el liso, que está alejado del núcleo celular, y el rugoso, que está pegado al núcleo y tiene ribosomas adosados a sus paredes, por lo que transporta proteínas.
El aparato de Golgi, que debe su nombre a Camilo Golgi, Premio Nobel de Medicina en 1906, existe en casi todas la células eucariotas, que son las que tienen un núcleo diferenciado. He dicho casi todas. Los glóbulos rojos y las células que forman la epidermis carecen de este aparatejo. Está formado por sacos aplanados. Se parece mucho a los retículos endoplasmáticos, pero en este caso no está interconectados. Algunas de sus funciones, aparte de las de almacenaje y distribución, son las de completar la síntesis proteica y la de crear material nuevo para la membrana celular. Esta última es como la piel de la célula, que la separa del exterior y le permite el intercambio de sustancias con él.
Para terminar, las vesículas son una especie de bolsitas, creadas en el aparato de Golgi, en los retículos o incluso en la membrana, que llevan sustancias de aquí para allá dentro del organismo. Se crean por estrangulamiento. Sin miedos ni sustos, tranquilos. Sólo se estrangulan las membranas de algunos de estos orgánulos y se crea la vesícula. Como si me apretara el cuello hasta que la cabeza se despegara del resto del torso. Algo así, pero menos macabro.
Las vesículas también pueden llevar a cabo la digestión celular, ya que dentro tienen enzimas. Estas son como nuestros ácidos gástricos, los que nos ayudan a deshacer la comida en el estómago. Por último llevan las heces celulares hasta la membrana y hala, fuera popó.
Si es que estas células son igualitas a nosotros: respiran, comen y van al baño. Incluso puede que trabajen más que alguno que yo me sé. En todo caso son la base de la vida, que ya es bastante.

Yo, robot

Lagarto terrible. Esa es la traducción literal de dinosaurio. Los pobrecillos se ganaron mala fama desde el principio. Incluso fueron fuente de inspiración de leyendas sobre dragones al no poder explicar qué demonios podría tener tremendo esqueleto. Hoy nos siguen fascinando, pero vamos conociendo su verdadera historia a cuentagotas, con pequeños retazos fósiles aquí y allá.
Eoraptor

El último que se ha encontrado resulta ser familia de uno que conocen bien en Hollywood: el tiranosaurio rex. El Eodromaeus Murphi ha resultado ser el ancestro más primitivo, conocido hasta la fecha, de todos los terópodos, que son los dinosaurios con caminar bípedo y dieta carnívora. Hasta el descubrimiento, el título lo poseía el Eoraptor, que tenía unos agujeros nasales mayores y características de los saurópodomorfos, entre los que se incluyen los gigantescos herbívoros que tanto hemos visto en televisión.
Eodromaeus Murphi

El Eodromaeus Murphi medía menos de dos metros. Que el tamaño no les engañe, ya que tenía unas poderosas garras para despedazar a sus presas y unos dientes afiladísimos. Además, era muy ágil, lo que nos recuerda también que fue antepasado del velocirraptor, ese astuto animalillo que nos puso el corazón en un puño en Jurassic Park III.
Por un rastro fósil encontrado en La Rioja se comienza a especular con que quizá los dinosaurios terópodos, entre los que se encuentran los ya citados, el tiranosaurio rex, el Eodromaeus Murphi, el velocirraptor y el Eoraptor, podrían haberse manejado como pato en el agua precisamente en este medio, el acuático. Se han descubierto arañazos que corresponden a la forma de locomoción de este tipo de dinosaurios en el agua en una zona donde hace unos 125 millones de años había una especie de lago. Como si usted dejara huellas en una zona del mar en la que ya prácticamente no hace pie y solo puede tocar la arena con la punta de los dedos. Pues son esas huellas dejadas por las afiladas uñas de las patas traseras de los terópodos las que desvelan que los dinosaurios sabían nadar.
Huella de uñas de dinosaurio en La Rioja

Pero bueno, volvamos a poner el reloj en hora y avancemos 125 millones de años hasta la actualidad, momento en el que una plaga de seres humanos amenaza con aumentar la temperatura terrestre. A esta calurosa conclusión llegó Jeffrey Kiehl, investigador del Centro Nacional de Investigación Atmosférica de EEUU. Según sus estudios, la temperatura media de la Tierra podría llegar a los 31ºC a finales de siglo si mantenemos las emisiones de CO2 al ritmo actual. Los niveles de este gas podrían llegar a las 1.000 partes por millón, cantidad que poseía la atmósfera hace 35 millones de años y que daba a las zonas polares una temperatura entre unos 15 y 20ºC más que hoy.
¿Cómo afectaría este cambio a nuestra estructura económica? Nicholas Stern, economista británico, ha llegado a la conclusión de que nos saldría más barato frenar hoy las emisiones de CO2 que no hacerlo. Por su informe realizado en 2006 sobre el tema, Stern ha ganado el galardón de Cambio Climático de los Premios BBVA Fronteras del Conocimiento 2010. El economista afirma que frenar las emisiones de dióxido de carbono puede costar un 1% del PIB mundial, mientras que si nos quedamos de manos medioambientales cruzadas el crecimiento económico disminuirá un 20% en todo el globo.
El galardonado señaló que las manifestaciones del cambio climático están sucediéndose de forma mucho más acelerada de lo que en un principio se creyó. Los casquetes polares se deshacen como mantequilla fundida y la biosfera se tambalea e intenta reajustarse a nuestros caprichos. Si seguimos con políticas contaminantes los que terminaremos balanceándonos en la cuerda floja seremos nosotros. Que se premie a quien nos avisa ya es un paso.
Pero quizá es que el ser humano no es tan racional como pensábamos. Se deja llevar por la pereza, la inercia, el mal humor, el dolor o el placer. Cosa que no le ocurre al nuevo jugador de ‘Jeopardy!’, el concurso más visto de Estados Unidos. Una máquina se batirá con los dos mejores concursantes que han pasado por el plató en los 47 años de vida del programa. El aparatejo en cuestión se llama Watson y es la nueva maravilla de IBM.

Watson en Jeopardy!

Siempre me he preguntado cuándo demonios crearán unas pastillas en las que podamos ingerir conocimiento. Obras enteras de literatura, física, matemáticas o biología. Todo al coco sin mayor esfuerzo. Para el común de los mortales la cuestión se plantea difícil, pero no para Watson, ya que tiene millones de textos en su base de datos, ocupando un total de 15 terabytes de memoria RAM. Sin embargo, sus creadores han necesitado 4 años de preparación para la prueba en ‘Jeopardy!’. Entonces, ¿cuántos milenios necesitarían conmigo? Me conformo con pensar que Watson no puede ni ver ni oír, cosa que yo sí.
Están pensando en darle trabajo médico a nuestro amigo electrónico, ya que para el diagnóstico de enfermedades no existe una mayor ni más rápida guía. Así que desde aquí solo me queda desearle una feliz incorporación al trabajo a esta fuente inagotable de conocimiento. Bueno, todo lo feliz que pueda ser un robot sin emociones, expectativas o cariño. Porque aunque nos veamos estúpidos a su lado, somos nosotros los que podemos disfrutar de una caricia.

jueves, 13 de enero de 2011

Explosiones y pájaros muertos

Algo ocurrió en Yellowstone. El primero en darse cuenta fue el teniente Gustavus Doane en 1870. No había que ser muy listo para observar la ausencia de montañas en una parte de las Montañas Rocosas. Eran demasiados kilómetros para considerar que la zona fuera el cráter de un volcán, pensó el muchacho. Pero así fue, y no un volcán cualquiera, sino algo llamado “supervolcán”. 

Hasta donde yo sabía, un volcán crea relieve, no lo destruye, no obstante, los supervolcanes arrasan con las montañas.  Además, si los volcanes pueden acabar con la vida de miles de animales en kilómetros a la redonda, los supervolcanes pueden cambiar el clima global, con la pérdida de especies que ello conlleva. Esto ocurre porque los supervolcanes, como ya habrán podido adivinar, son de una magnitud desproporcionada. Se forman por la llegada de magma del manto a una zona situada bajo la corteza terrestre. Con el paso de los milenios, la corteza va resquebrajándose mientras se abomba. Llega un momento en el que una gran y repentina explosión libera todos los gases de golpe, por lo que la zona que antes era convexa se desploma, dejando una gran extensión sin relieve: una caldera gigantesca.
La zona de la corteza en la que está instalada esta peligrosísima pluma de magma ha dejado varias marcas en el rostro de Norteamérica, ya que las placas tectónicas van moviéndose. Se sobreentiende entonces que ha habido muchas supererupciones en los últimos millones de años. Una de ellas, hace unos 2 millones de años, dejó un agujero del tamaño de Mallorca. Tras la explosión, el planeta entero se sumió en el llamado "invierno volcánico": los gases que expulsó el supervolcán se mezclaron con vapor de agua, lo que creó una especie de neblina que impidió que los rayos de sol llegaran a la superficie con la fuerza habitual.
Hace 74.000 años un supervolcán llamado Toba, en Indonesia, puso al hombre al borde de la extinción. Pero el peligro no ha pasado, ya que el volcán de Yellowstone sigue en activo. Así que solo nos queda esperar que mientras tengamos los pies en este mundo no le dé al señor supervolcán por enfadarse y mandarnos al otro barrio de un puntapié magmático.
Uno de los animales que podrían sucumbir a una de estas grandes explosiones sería nuestra siguiente protagonista: la mangosta rayada. Es un pequeño y simpático mamífero que tiene una forma muy peculiar de vivir la paternidad. Cuando las madres paren, que es prácticamente a la vez en todo el grupo, todas amamantan a los pequeños recién nacidos, sin tener en cuenta si son sus propias crías o no. Esta colaboración dura unas 3 ó 4 semanas. Pasado este tiempo los pequeñines expresan que su hambriento e insaciable estómago reclama comida de una manera muy esclarecedora. Escogen un adulto joven y les gritan y les gritan hasta que estos o les espantan o les dan de comer. ¿Qué demonios elegiría usted si un niño comienza a chillarle por la calle “¡Quiero comer! ¡Tráeme comida! ¡Tráeme comida! ¡Quiero comer!”? Yo lo tendría clarísimo. ¡Anda, niño, y que te cuide tu abuela! Pero si la mangosta adulta acepta, entre estas criaturas se establece un vínculo especial, ya que alimentará a la mangostita durante un mes. Tal como dijo Matt Bell, que estudió a las mangostas en Uganda, “es como una comunidad hippie.”

Mangosta rayada

Las mangostas viven en comunidad, pero lo que les ha dado ahora a los pájaros en EE.UU. es por morir juntos. Miles de aves han aparecido muertas en California, Missouri, Arkansas, Illinois, Kentucky y Luisiana. Aún no se sabe cuál es la causa de la muerte. Tras algunas autopsias se han descartado enfermedades o intoxicaciones. Sin embargo, los pajarillos presentaban lesiones traumáticas con graves hemorragias internas. Pero nadie tiene ni idea del por qué.

Algunos achacan el suceso a la bajada de temperaturas o a los fuegos artificiales de las fiestas navideñas. ¿Eso no ocurre todos los años? En fin, a mí todo esto me parece un poco macabro. Además, me suena peligrosamente a una serie de televisión que vi hace poco. Como de todos estos raros casos las personitas de a pie solo sabemos de la misa la mitad, solo nos queda esperar que nadie ande por ahí realizando experimentos que no debe. Y que dejen de morir lindos pajaritos, claro.

Otra explicación para desconciertos, y ya no hablo de los plumíferos, es la del desplazamiento del polo norte magnético, el que señalan todas las brújulas. Desde que lo descubrió James Clark Ross en 1831 se ha desplazado más de 1.100 kilómetros dirección Siberia. Esto se debe al movimiento del hierro líquido del núcleo externo del planeta, lo que hace que el polo norte se mueva a una velocidad de 40 kilómetros por año. Otra excusa que tengo ya para que mi padre cambie esa vieja brújula por un GPS.
Es extraño, comienzo hablando de las capas internas de la Tierra y termino con ello mismo. Si es lo que digo yo, todo es un ciclo: el amor, la economía, la moda,… Hablando de moda, me voy ya a las rebajas que quiero disfrutar del dinero que me queda antes de que Yellowstone estalle o caiga fulminada en extrañas circunstancias cual ave americana.